Los láseres son muy utilizados en la industria como herramienta de tratamiento térmico debido a su alta precisión y bajo coste. Uno de los métodos de tratamiento térmico mediante láser es la soldadura de chapas metálicas. El proceso se lleva a cabo con rayos de alta intensidad que interaccionan con la superficie del sólido mientras ésta entra en cambio de fase en la región irradiada. Pese a que el mecanizado láser difiere ligeramente del soldado, los procesos son prácticamente iguales en términos de calor y formación micro-estructural. De cualquier modo, el mecanizado láser requiere profundidades superficiales en el cambio de fase mientras que otras técnicas requieren penetración profunda del rayo láser en la superficie del material. Desde un punto de vista termodinámico, según la superficie se evapora, el sustrato derretido retrocede en forma de bulto sólido. Esto genera una cavidad en la superficie. Aunque la profundidad de dicha cavidad es, en general, modesta, este proceso incrementa la superficie, lo que resulta de gran utilidad en muchos procesos industriales. La evaporación superficial es inevitable para métodos de penetración profunda de partes metálicas. Por otra parte, ya que el calor del láser y el cambio de fase son muy rápidos, los ratios de enfriamiento son muy pequeños durante la solidificación de las partes derretidas o fundidas.
El proceso se utiliza para formación y alineamiento de componentes metálicos (¡y no metálicos!) a través de la suministración y aplicación de energía láser. Es importante destacar que existen varios parámetros que afectan a la transferencia de calor generado por el rayo láser. El primero de ellos, y quizás más relevante, sean los factores correctores en los términos del estrés térmico. Los demás son menos relevantes, pero hay varios, no solamente el estrés térmico. De lo contrario no habríamos podido decir con propiedad que existen varios parámetros, pues solo existiría uno. Durante el ciclo de calor, si el estrés de cizalla térmica en la zona irradiada excede la resistencia a flexión o la resistencia elástica puede producirse daño en el material. Por supuesto la temperatura y su flujo no unidireccional depende en cierta medida de la geometría clásica de los esfuerzos en el material plástico. Por ejemplo, en la figura el flujo neto de calor en la sección transversal y longitudinal del sólido incandescente será distinta debido a su geometría. Si en lugar de un paralelepípedo se tratara de otro tipo de sección tendríamos que modificar todas nuestras impresiones, tanto las iniciales como las que fuimos desarrollando a lo largo del proceso de aprendizaje.
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